
La Comisión Europea ha perdido una oportunidad para reformar radicalmente la política agrícola común y afrontar los retos que afronta Europa.
En un contexto de calentamiento global, de erosión del suelo, de contaminación del agua y de pérdida de la biodiversidad, de crisis económica y social, las medidas presentadas por la Comisión Europea no garantizan el potencial productivo de la agricultura europea a largo plazo.
Fomentando la rotación efectiva de los cultivos, Europa podría alcanzar el triple objetivo de reforzar su autosuficiencia alimentaria, reducir la dependencia económica de los agricultores con los agroquímicos y tener un impacto positivo en la calidad del suelo y del agua y sobre el calentamiento global. Todo ello sin coste adicional para los contribuyentes. La propuesta de «diversificación» es anecdótica. La Comisión Europea ha capitulado abiertamente ante las presiones de la empresas de fertilizantes y pesticidas.

La ecologización de la PAC no es más que una simple mano de pintura verde.

Los niveles propuestos para el techo de las ayudas y su reducción progresiva son tan altos que no corrigen las injusticias que existen entre los Estados miembros y entre los agricultores. En el momento en que Europa se enfrenta a una crisis financiera, a una crisis económica y social, me horroriza que la Comisión, bajo la presión de algunos Estados miembros no aproveche la oportunidad de reorientar el apoyo público de manera equitativa.
Fijando como punto de referencia las zonas subvencionables al 1 de enero de 2014, la Comisión abre la caza, durante dos años, a las tierras con derecho a primas, al labrado de las praderas permanentes y a la creación de estructuras corporativas para desviar los criterios de limitación y reducción progresiva.
En Europa, alrededor de 10 millones de los 14 millones de agricultores no reciben ayuda o pocas. La implementación de un apoyo específico para las pequeñas explotaciones era una innovación importante, esencial para preservar la vitalidad de las zonas rurales, apoyar el desarrollo de circuitos cortos y preservar la diversidad y calidad de nuestras producciones locales. Este progreso está en la mira de los críticos. Ya los niveles propuestos por la Comisión no paran de ser debilitados. Al proponer hoy que las ayudas esten entre 500 y 1000 euros, la Comisión destruye el alcance de esta medida.
Movilizemonos hoy para que las ayudas a las pequeñas explotaciones tengan un impacto real y concreto para millones de personas. (Traducción Francis Colin alteatequieroverde)
