
¿Los coches híbridos son, porque nos lo dicen, más verdes?
El vehículo hibrido se abre camino en el mercado del automóvil. Pero viendo los precios a finales del 2013 sólo los pudientes y los muy ricos pueden todavía permitirse su compra. Hay planes de incentivo a la compra por parte de los gobiernos y descuentos por parte de algunas compañías de seguros para los conductores interesados en los híbridos. Se terminó también el “monopolio”: ya no solo Toyota vende híbridos, casi todas las marcas proponen sus modelos con precios que van desde 18.000 hasta los 120.000 euros. Pronto, habrá un coche supuestamente verde para todos los gustos y todos los bolsillos, para el deleite de los que se creen protectores del medio ambiente.
En el 2014 el Ayuntamiento de Altea reducirá la tasa del impuesto de Circulación a la mitad para los vehículos híbridos y un cien por cien para los eléctricos… con el propósito de, por supuesto, fomentar las buenas conductas. Carolina Punset, propietaria de un hibrido y concejala de la Vila Blanca, tendrá derecho a esta sustancial rebaja. No son muchos los propietarios de tales vehículos en Altea. Y los que lo son, como la concejala anteriormente citada, son lo bastante adinerados como para pagar su tributo entero a las arcas del municipio. Y a los demás, que no creemos en el supuesto ecológico de tales vehículos, o que no podemos o queremos cambiar de modelo, ¡que nos den!
¿Pero tal cambio de vehículo tendrá un impacto real en el medio ambiente? ¿Los coches híbridos y eléctricos son, porque nos lo dicen, más verdes? ¿O será el marido de Carolina Punset, el promotor inmobiliario-escritor que sigue conduciendo su todo terreno que gasta más de 10 litros a los 100 Km, él que tendrá razón, y es y seguirá siendo el más ecologista de la pareja?
El problema del ciclo de vida de los híbridos.
¿Qué tienen en común los nuevos modelos de baterías para vehículos híbridos y eléctricos, las bombillas fluorescentes compactas y los paneles solares? Los tres están revolucionando la manera en que consumimos la energía reduciéndola considerablemente (Según lo que nos cuentan).
Sin embargo, comparten también una característica muy negativa: el problema de su ciclo de vida causa problemas. En primer lugar, porque su fabricación es muy contaminante. Pero también porque algunos de los materiales utilizados en ellas son extremadamente difíciles o imposibles de recuperar o desechar sin contaminar el suelo.
La producción de los coches híbridos y eléctricos genera una fuerte » huella ecológica”
De acuerdo con un estudio realizado por la Low Carbon Vehicle Partnership (Asociación de Vehículos Sobrios en Emisiones de Carbono) de Inglaterra en 2011, la producción de un vehículo híbrido genera alrededor de 8,8 toneladas de CO2, frente a las 5,6 toneladas en el caso de un vehículo de gasolina. La diferencia es considerable. ¿La razón de tal enorme emisión de CO2? La complejidad de la construcción híbrida, entre otros, y ciertos materiales utilizados en la composición de sus baterías.
Un conductor que quiere hacer un gesto verde mediante la compra de un coche híbrido se encuentra enseguida en contradicción consigo mismo: es como si se estuviera endeudando con la Naturaleza por culpa de esta Huella ecológica. ¿Cómo pagar esta deuda? La respuesta: guardar su vehículo eléctrico o híbrido, tantos años como sea posible. Tanto tiempo como para conducirlo por lo menos… 130 000 km, distancia desde la que se restablece el equilibrio entre las emisiones generadas por la producción de un coche híbrido y las emisiones ahorradas por su “supuesto “bajo consumo de combustible, según el estudio de la citada antes asociación Low Carbon Vehicle Partnership (Asociación de Vehículos Sobrios en Emisiones de Carbono). Sin embargo, pocos conductores conducen su coche híbrido tanto tiempo. Son muy pocos los vehículos híbridos o eléctricos equipados de baterías que permiten conducir 150 kilómetros en total autonomía. El tiempo de recarga es aún muy largo, (aunque es esperanzador ver la revolución tecnológica en marcha con los nuevos y sorprendentes condensadores de grafito). Pasarán largos años, entonces, antes de que nuestro conductor supuestamente “verde” pague su “deuda” borrando su huella ecológica. Y hay una buena probabilidad para que sus baterías pierdan su capacidad de recarga y sea necesario sustituirlas. Las emisiones ocasionadas por la sustitución de las baterías harán pasar la huella ecológica de las 8,8 toneladas del principio hasta las 12,6 toneladas de CO2.
Las baterías hechas con minerales de difícil extracción y problemas de fin de vida
Níquel, cobre, litio y tierras raras son los materiales utilizados en la composición de las baterías para los vehículos híbridos y eléctricos. Su extracción es una de las industrias más contaminantes del mundo. Además, los depósitos de estos materiales están principalmente en el extranjero, o al menos en el caso de las tierras raras, son controlados casi en su totalidad por países extranjeros: al coste ecológico de la extracción, se debe añadir el costo ecológico de la importación.
También, como con las lámparas fluorescentes compactas y el grave problema con el mercurio que contienen, surge una pregunta para las baterías para automóviles híbridos y eléctricos: ¿qué hacer con ellas al final de su vida útil? Se sabe que ciertos componentes se pueden recuperar aunque ningún sistema o plan de recuperación o reciclado se haya todavía implantado. Será solo dentro de algunos años y a medida que la tecnología de hoy en día se vuelva obsoleta, que la resolución del problema que evocamos ahora será crucial.
Los coches híbridos y eléctricos no cumplen sus promesas ecológicas.
La mayoría de las “experiencias” realizadas in situ, en circunstancias reales, científicamente, con dos coches de características similares demuestran la poquísima ventaja llevada por el coche hibrido en conducción urbana, ventaja llevada sin duda posible por el coche de combustión interna diésel de última generación en cualquier otro tramo que sea inter urbano u autopista. Una experiencia llevada a cabo en Alemania, en invierno llega incluso a la terrible conclusión que en lo concerniente a las emisiones de CO2, el hibrido contamina más. En cualquier caso, si analizamos los casos de manera global incluyendo las huellas ecológicas debidas a la fabricación de estos dos tipos de vehículos, el hibrido es muchísimo más contaminante.
Por eso afirmamos que en la familia de Carolina Punset, en la lucha para el primer puesto de ¿Quién es el más ecolo de los 2? gana el marido con su viejo todo terreno que gasta más gasoil que un tractor soviético pero ya está amortizada desde hace muchos años la deuda de la huella ecológica de su fabricación, frente al modelo de tercera generación del hibrido más famoso de su señora que pesa 1400 kilogramos, no consume nunca los 3,8 litros de gasolina anunciados a los 100 KM como anuncia la fecha técnica y tardará muchos años en compensar su deuda con la “huella” ecológica.
Es cierto que en circuitos urbanos la utilización de muchos coches híbridos puede bajar los niveles de contaminación. Pero aunque la contaminación no se produce tanto conduciendo el coche en la ciudad sino que se ha producido antes durante su proceso completo de fabricación, una cifra anula la otra.
En cuanto a los coches eléctricos que gozarán en el 2014 de una bonificación total del 100% del impuesto en Altea, es un poco más de lo mismo: una huella ecológica fuerte en su proceso de fabricación y unas emisiones de CO2 diferidas durante su utilización. De momento las Compañias Eléctricas afirman producir más energía de la que consumimos. Cuando todos tengamos un coche eléctrico por voluntad propia o por coacción por parte de la Comunidad Europea, coacción realizada de manera tributaria o complicando las inspecciones técnicas de vehículos (que por cierto siguen siendo muy desiguales en las diferentes regiones de Europa, la comunidad Valenciana siendo una de las más caras y de las más exigentes), cuando todos tengamos un coche eléctrico, el precio del kilovatio estará al nivel del litro de carburante y necesitaremos mucha producción para que todos podamos circular como hacemos hoy. No dudo que ni los gobiernos ni las compañías productoras sabrán convencernos de las bondades de la energía procedente de las centrales nucleares, del carbón, de la quema de nuestra basura plástica. Con los consiguientes problemas de contaminación nuclear, de co2 y partículas de dioxinas Etc.

Como ya tuvimos la ocasión de afirmar: no hay manera limpia de moverse, ni en bici, ni en coche, ni en hibrido, ni en eléctrico. Todas son, en su justa medida, contaminantes, porque para desarrollar el asfalto debajo de las ruedas, incluso la de los carriles bici, hay que transformar un carburante fósil en combustión interna, en fuerza muscular o en kilovatios.
Nos parece entonces absolutamente injusto que el ayuntamiento de Altea vaya a premiar a los dueños de un Porsche Panamera S Hybrid de 118000 euros, de un VW Touareg Hybrid de 88000 euros o de un Pryus de 26000 euros con una rebaja del 50% del impuesto.
¿Por qué tanta publicidad para unos medios de locomoción que ensucian igual o más que los anteriores? Porque cuando todos tengamos un vehículo eléctrico en casa, tendremos que tenerlo enchufado en la red siempre que lo usemos. Así, las baterías de nuestros vehículos (o los futuros súper eficaces condensadores de grafito) se convertirán en lugares de almacenamiento de la energía limpia producida por las Compañías Eléctricas. Una energía que hoy en día no se puede almacenar: no sabemos todavía mandar al viento soplar sobre las hélices de las torres eólicas u “ordeñar” las nubes sobre los pantanos cuando tenemos un pico de consumo y necesitamos soltar agua sobre la turbina hidráulica. Haciéndonos creer que conducimos más verdes, el tinglado industrial nos convierte en las piezas de su gran puzle energético. Nos manipula para aprovecharse de nosotros. Con la ayuda de sus compinches encantados, los eco-capitalistas adeptos de la economía llamada verde…
En Alteatequieroverde utilizamos el coche, la bicicleta, el trenet, el tren, el autobús urbano, interurbano y los pies. Nunca el avión y si podemos evitamos los AVE. Solemos reducir nuestra huella ecológica año tras año, por gusto, por convicción ecológica y por economía. Pero la alternativa más segura para reducir nuestra huella ecológica sigue siendo el ahorro. Para no contaminar quédate en casa. Es el precio del verdadero confort de vida. Convertir nuestro lugar de vida en el lugar donde nos gustaría ir de fin de semana, donde nos gustaría vivir, donde nos gustaría terminar nuestra vida. Desde luego no nos creemos a los nuevos gurús verdes. Para publicitarse a si mismos en vista de las elecciones donde participan como cabezas de lista, muchos de estos gurús se mueven en un mes más de lo que nos movemos en un año, y para su ocio o para descansar del mundanal ruido vuelan a la India para pintarse un Bindi entre los ojos y para compensar el CO2 derramado, plantan un árbol o conducen un hibrido.
Fuentes y más informaciones:
http://www.lowcvp.org.uk/
http://projetecosphere.org/2012/08/08/les-voitures-hybrides-sont-elles-forcement-plus-ecologiques-2/
http://www.coches.net/noticias/coches-hibridos-con-menor-consumo
Das Fazit im Verbrauchsvergleich zwischen VW Golf TDI Blue Motion (5,3 Liter pro 100 km / 140 g CO2/km) und Toyota Auris HSD (6,3 Liter/100 km / 147 g CO2/km):