
Ya que muchas veces tengo la sensación de hablar con sordos (una información hace olvidar la anterior, ¿recuerda?), practico el método Coué añadiendo este precepto: » Lo que tu no aprendes a través de la sabiduría, lo aprenderás a través del dolor”. Y aunque algunos me traten de fundamentalista machacón…. les digo que lo siento pero que mi profesión es perturbador público.
MICHEL DOGNA:PERTURBADOR PÚBLICO
En Francia, mil cien millones de animales (sesenta mil millones en todo el mundo) son “ejecutados” cada año, para atender nuestras llamadas necesidades nutricionales, pero no parece molestar a mucha gente… Una vez que la pieza de carne está en el plato, te olvidas de todo…… pero el vientre, él, ¡no se olvida!
El Dr. William C. Roberts, redactor jefe del American Journal of Cardiology, escribió: » Cuando matamos animales para comerlos, ellos son los que terminan matándonos a nosotros, porque su carne (…) nunca fue destinada al consumo humano”
Un estudio británico de 1986 demostró que los vegetarianos costaban 5 veces menos a los servicios de salud durante una vida entera, en términos de los costos de tratamiento, que los consumidores de carne. Es probablemente la calidad de la dieta vegetariana que hizo de Christian Mortensen (16 agosto 1882 a 25 abril 1998), danés americano, un súper centenario y decano de la humanidad de 1994 a 1998, que murió a la edad de 115 años.
Mis abuelos eran campesinos que iban una vez a la semana a la aldea para comprar el “cocido”. El resto del año, sacrificaban en ocasiones un pollo o un conejo, pero no tenían ni cerdo ni oveja. Sin embargo, esta frugalidad en carne no les impidió trabajar duro, por supuesto, en una granja con las herramientas rústicas de la época….
Así que seamos claros: tienes que saber que más allá de un máximo de 500 gramos por semana, la nutrición cárnica bajo todas sus formas equivale a un lento suicidio. La mayoría de los consumidores son conscientes de este hecho, ¡pero son adictos! El peligro es conocido y reconocido, pero los grupos de presión se oponen a una campaña preventiva y por supuesto ofensiva (negocio requiere) a semejanza de la campaña que fue tan necesaria para marginar el tabaco.
«Hace muchos años, estaba pescando y me di cuenta cogiendo el pez que lo estaba matando, todo esto por el placer que me daba pescar. Algo en mí hizo clic. Me di cuenta viéndole luchar por respirar, que su vida era tan importante para él como la mía lo era para mí». Paul McCartney
El carnicero – charcutero es un auténtico distribuidor de sustancias tóxicas con la circunstancia agravante para el sector de la charcutería de los conservantes añadidos: jamón, tocino, salami, salchichas, patés actúan como venenos, por desgracia estimados deliciosos para muchos gourmets.
Otro aspecto poco conocido en relación con la carne roja: los efectos de la carnitina, que recientemente han sido revelados y publicados por investigadores de la Clínica Cleveland. La carnitina es esta molécula presente en grandes cantidades en la carne roja que también se utiliza en algunas bebidas energéticas y muchos suplementos alimenticios. Esta investigación ha demostrado que una bacteria que vive en el tracto digestivo transforma el óxido de trimetilamina, un compuesto orgánico que aumenta el nivel de colesterol en el cuerpo. Este cambio sería la causa del endurecimiento y obstrucción de las arterias.
El cáncer del intestino grueso, llamado cáncer colorrectal, es aquel que los comedores de carne tienen todas las probabilidades de cosechar. Todo el mundo lo sabe. Estimaciones recientes han llegado a la conclusión de que con un cambio de modo de alimentación, alrededor del 70 % de los cánceres colorrectales se podrían evitar en los países occidentales.
Pero incluso los cancerosos persisten en hacer cola en las carnicerías. Al cáncer de colon, directamente inducido por la dieta de carne, hay que añadir los cánceres – generados por la masa de grasa corporal excesiva – que son los de páncreas, esófago, pulmón, útero, de mama y ovario. En cuanto a la parrillada y a los ahumado de origen animal así como las carnes a la brasa, se sabe desde hace mucho tiempo que son muy cancerígenos debido a la generación de los hidrocarburos aromáticos policíclicos generados. Pero esto no impide la afición tenaz a las parrillas en los restaurantes y a las barbacoas domingueras.

Entre los muchos peligros de la carne figuran las resultantes de las derivas y malas prácticas de envasado, con, por ejemplo, la llamada carne enriquecida. Es, de hecho, con el pretexto de ofrecer piezas más sabrosas, la transformación de la carne antes de su envasado, pasándola en un baño de agua, de sal y de fosfato de sodio, mezcla que aumenta artificialmente el peso.
El consumidor, sin saberlo, compra un producto constituido de al menos una décima parte de agua salada. Eso es catastrófico para los riesgos de sobrepeso. Las papilas gustativas del hombre aprecian el sabor de la sal, que les damos a saciedad. Por no hablar del gas añadido en el envase, que, en primer lugar, alarga considerablemente la esperanza de vida de la pieza de carnaza, la cual puede mantenerse apetecible hasta dos semanas mientras que un filete no tratado ve su fecha de caducidad reducida a cuatro o cinco días, y que, por otra parte, en contacto con la carne aviva y fija su color que mantiene rojo brillante, tan apreciada por los consumidores.
