Visto desde un avión no tripulado, los seres humanos son del tamaño de insectos insignificantes. Pero la acción de una persona que aprieta el gatillo es todo pero menos insignificante. Para que el tirador no olvide esta realidad, un colectivo de artistas ha colocado un gigantesco retrato de un niño en medio de un campo en la región pakistaníes de Khyber Pukhtoonkhwa objeto regularmente de ataques con aviones no tripulados.
Según los organizadores, agrupados bajo el hashtag Notabugsplat – nombre derivado de la expresión bug splat, que se refiere al sonido de un insecto aplastado y que sería utilizada por los pilotos de drones – para sensibilizar a los operadores de drones a los costes humanos y a los daños colaterales que puede causar sus ataques en tierra. Ahora, a través de la cámara de su avión no tripulado, el operador no ve un punto anónimo en el paisaje, pero la cara de un niño. Mantenido en el anonimato, este habría perdido a sus padres y dos hermanos en un ataque con aviones no tripulados.
Los ataques con aviones no tripulados son utilizados regularmente por la CIA para luchar contra la presencia de los talibanes en Pakistán. Pero en febrero el gobierno de EE.UU. ha comunicado que ha reducido considerablemente el uso de ataques con drones a petición del gobierno de Islamabad, que ha empezado negociaciones con los talibanes.
Según la Oficina de Periodismo de Investigación (BIJ, Bureau o Investigatives Journalism), una organización con sede en el Reino Unido, hubo supuestamente 27 ataques de drones en Pakistán sospechosos en el 2013, para un saldo total de entre 112 y 193 muertos. Este es el registro más bajo desde 2004. En 2012, el BIJ atestaba de 13-63 muertos civiles en 47 ataques con aviones no tripulados. Desde 2004, Pakistán se vio afectada por 381 ataques de este tipo, y el número de civiles muertos se estima entre 416 y 951.
Traducción Alteatequieroverde