La experiencia de 19 años de MSF con el ébola prueba que la higiene es hoy en día, y como siempre ha sido, la base de conservar la salud, incluso en caso de epidemia. FarMafia y las Organizaciones Médica Colegiales de todo el mundo, que defienden la regulación de la profesión medica y farmacologica, pretenden ser las únicas entidades válidas para luchar contra las enfermedades pero olvidan voluntariamente que, históricamente, el progreso de la salud pública y la salud personal se han debido primero y principalmente a las mejoras en la higiene de vida entendidas como mejoras de la alimentación, del agua, de la calidad del aire respirado, de las condiciones laborales.
Sin embargo.
La contaminación, de esta mujer de 44 años en Madrid, auxiliar de enfermería, por el ébola, prueba el estado de abandono del servicio público por parte de nuestro gobierno neo liberal. No debemos sorprendernos: este gobierno nos abandonó en manos de su dios y de sus santos, negando u olvidando que un preservativo de calidad siempre será la muralla infranqueable contra el sida o las enfermedades sexualmente transmisibles. El atuendo de protección contra el ébola es el condón de calidad que no recibieron los ciudadanos encargados de lidiar con esta enfermedad. En el momento de escribir estas líneas Bruselas pide cuentas al gobierno español. Porque fuera de nuestras fronteras, nadie entiende que se deje en manos de Dios y de sus santos la protección sanitaria del pueblo español y de las mujeres y hombres que intentan hacer funcionar honradamente el sistema de salud público.
Por una razón o por otra, que sea por culpa de las medidas de ahorro, del desmantelamiento de lo público o por una fe ciega en los poderes de protección supernormales de sus ídolos, este gobierno nos ha traicionado una vez más. No solo la ministra responsable del gremio debe dimitir. Todos los miembros del equipo gubernamental deben abandonar sus carteras y ser juzgados por tanta miseria impuesta al pueblo para beneficio exclusivo de ellos mismos y de la clase pudiente cada día más rica. La salud pública no solo es intentar sanar las heridas y las enfermedades. La salud pública consiste también en guillotinar virtualmente a los traidores de la nación que constituimos todos, españoles, emigrantes, inmigrantes, residentes.
Tampoco.
Tampoco nos sorprende el abandono voluntario de la higiene como motor de progreso en esta civilización neo liberal. Destruir el sistema público de salud acompaña nuestro empobrecimiento que nos obliga a comer alimentos mierdas llenos de aditivos perniciosos para nuestra salud. Desde los años 70 y el conocido informe Los Limites al Crecimiento del MIT entregado al Club de Roma, la elite mundial enfocó el porvenir hacia la actitud nazi de reducir la población en vez de compartir la riqueza. Por esta razón tenemos los OMG, las hormonas de crecimiento, los aditivos, el estado de guerra permanente de EE.UU, el uso de uranio empobrecido en la confección de municiones, la generalización de las vacunas por todo y por nada, la medicalización de malestares o molestias que no son enfermedades, la difusión de ondas cortas en el plato de comida, en casa y en la calle con el micro ondas que mata la comida aún viva, el wifi y la telefonía móvil cada día más potentes. Sin olvidar las radiaciones nucleares civiles o militares y los herbicidas, los pesticidas, los insecticidas, los fungicidas, en definitiva los Natur-icidas y homicidas. A esta lista no exhaustiva desgraciadamente de falsos “progresos” muy patógenos debemos añadir, últimamente, los chemtrails, consistiendo en velar el planeta con nano partículas de metales pesados en programas de geoingeniería para atenuar los efectos de un cambio climático antrópico. Mierdas, hay más, en la misma onda que la voluntad de no proporcionar equipos de protección adecuados y de calidad a las personas que, en nuestros nombres, tratan de salvar a unos enfermos biológicamente contaminantes, como las mierdas televisivas, letales para los cerebros.