Paris 13/N :El valor de los muertos de J.L Forneo en Questionatelotodo Blogspot

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Estas notas no han sido aún corregidas, pero antes de ir a cuidar del huerto quiero colocarlas en el blog. Que tengas la amabilidad de no ser demasiado severo…

Piedra S nos mandó su comentario acertado acerca del artículo de ayer con un enlace hacia este que reproducimos aquí. Todos nos dimos cuenta del injusto tratamiento de la información del terror si lo padecemos en un país de “tercera” o de “primera”. Por esa razón, también, el que escribe, a pesar de ser gabacho, no ha, ni va caer (esta vez) en la recuperación bien pensante e intencionada. Tampoco respetaré el minuto de silencio para los caídos en Paris. En la intimidad de nuestro hogar, mi familia sabe tener empatía de verdad, el corazón encogido por los asesinados del avión de línea malayo, ruso, por los caídos de Beirut, y por las decenas de millones, si decenas de millones de asesinados en las guerras urdidas por el mundo capitalista occidental estos últimos cien años. Todas las guerras y todos los actos terroristas desde el principio del siglo XIX son una lucha del capital para extender su libre empresa. donde quiere controlar los recursos y las mentes disidentes. El capitalismo, tal como lo conocemos, se está muriendo. Agotamiento de los recursos naturales, sobrepoblación, desertificación, catástrofes ecológicas y económicas, sistemas políticos que no pueden más, empobrecimiento del proletariado, pérdida de valores… Pero en su muy lenta agonía, el capitalismo, como lo conocemos, está dispuesto a palmarla matando. Porque matar, envenenar, destripar, lapidar, le va bien La mentira, la injusticia y el asesinato le son intrínsecos. Le da igual matarte lentamente con glifosato, con las ondas de tu 3G, de tu wifi, de tu microonda, de los aditivos en la comida, de los chemtrails, de las vacunas, de la radiactividad de Chernobil (el “comunismo” de Rusia no era otro que capitalismo de Estado), de Fukushima o residual de las pruebas atómicas de medio siglo. La lista no será jamás exhaustiva. A igual que la industria remunera ingenieros para insertar obsolencia programada en los objetos fetichizados, los 13 capitanes del capitalismo, programan nuestra vida como nuestra muerte.

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La situación bélica en Francia y fuera de Francia cuesta un riñón a sus ciudadanos pero los floristas, vertiendo una lágrima del ojo sensible, hacen caja. Al igual que las funerarias y las sociedades privadas de vigilancia, los vendedores de cámara y de perros adiestrados. Al igual que por una catástrofe medio ambiental, el PIB se beneficia de los atentados terroristas. Además, permite dejar de lado el déficit del 3% obligado por Alemania, cerrar las fronteras Schengen a la emigración “ilegal”, recortar drásticamente las libertades individuales. Un atentado de este tipo es como dos meses de accidente de carretera de golpe. Parece dramático pero hace fluir la pasta. Aseguradoras, farmacéuticas, vendedores de jeringuillas…hasta los músicos de Radio Francia que tocan en este momento la Marcha Funebre de Beethoven después del minuto de silencio cobrarán un extra. Ya verás cuando se darán cuenta de que un atentado es mucho más rentable en el mundo “civilizado” (¡aterrador Rajoy!) que en África…


Evidentemente, los periódicos y otros medias no van a analizar, criticar, denunciar nada. Como bien decía Marx, la prensa es el brazo armado del Capital. Los medias pertenecen al Capital y si Internet nos deja algo de libertad de expresión no es por otra razón que para conocer quien es quien y escapa a su control por el fetichismo de la mercancía que fomenta.
Llega uno a una edad cuando se da cuenta que poco puede hacer para traer un poco de luz en esta oscuridad. La física cuántica abre nuevas esperanzas. Nuevos mundos. Paralelos. Pluriversos. Megaversos. Dobles. El “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.” cobra nuevo sentido, nada mafioso religioso. Pero mientras exploramos estas pistas físico-espirituales es nuestra obligación de humanos conscientes resistir a esta “civilización” (¡aterrador Rajoy!). Solo intuyo resistir al fetichismo de la mercancía. Seguiremos comprando solo lo imprescindible. Renunciar al sacro santo progreso propuesto por el Capital es una forma de precipitar su caída. Es y seguirá siendo nuestra respuesta al terrorismo del Capital que pilota un drone desde un bunker seguro o un barbudo acinturado de explosivos. Son dos cabezas de la misma hidra, de la misma Mentira. ¿Quién se esconde detrás de DAESH/ISIS/AL QAEDA ?

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El valor de los muertos de J.L Forneo

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«En el mapamundi anterior está representado el valor de los muertos para europeo acostumbrado a ver la televisión y a juzgar lo que es pensar libremente o no según lo que le dice su canal favorito.

Que hace tres días un brutal atentado en un barrio de Beirut provocara 40 muertos y más de 230 heridos no le importó a nadie. Ningún pacifista antiviolencia de la desarrollada y cojonuda cultura occidental se rasgo las vestiduras, pocos cristianos europeos derramaron alguna lágrima, ni siquiera de cocodrilo por la salvaje conculcación del quinto mandamiento  o se puso la bandera del Líbano en su perfil de Facebook.

Tampoco lo hacen cuando los aguerridos soldados de la OTAN bombardean a la población civil en Irak, Afganistan, Libia o Siria (por citar solo unas cuantas víctimas del bienestar de los paises superdesarrolados de la larga retahila de crímenes que lo sostienen), ni siquiera cuando son los ciudadanos de otra potencia imperilista como Rusia son los que sufren las consecuencias de una bomba en un avión.

La violencia está justificada, parece, cuando sucede lejos de casa, en especial si sirve para seguir saqueando los recursos de otros pueblos para poder mantener nuestro progresista nivel de vida.Cuando las consecuencias se sufren en casa, entonces es diferente: ver la sangre en nuestras calles nos saca de quicio, y nos parece inaceptable que unos desalmados vengan a nuestra casa a matarnos (aunque en este caso no sea desde superpoderosos aviones).

Si el crimen sucede en Kenya, en Afganistan, en Mali, en Siria, en Libia o en Yemen, los medios de propaganda lo citan como algo anecdótico y nadie se lanza a las calles indignado contra los criminales (a los que luego si que votan en las elecciones donde dicen expresar su libertad); si los muertos son franceses, españoles, estadounidenses, alemanes o israelís, los mismos medios que antes no prestaban apenas atención a la sangre derramada convierten la tragedia, que ciertamente lo es, en un crimen contra la humanidad, en un desastre inimaginable expresión de la más atroz faz del ser humano.

¿No valen igual todos los muertos? ¿No ha de ser idéntica la lucha contra la violencia en Europa, África o América?

En el fondo, somos demasiado parecidos a los criminales que nos gobiernan: estos, son capaces de cualquier horror para defender los intereses de su propio bolsillo y los de las multinacionales que los llenan, pero lo hacen mientras los ciudadanos del «primer mundo» miran para otro lado siempre que un aceptable bienestar y un cierto progreso acomode su esclavitud.

Solo cuando las víctimas consecuencia de sus votos a psicópatas y de su indolencia ante el dolor ajeno se vuelve contra ellos, abren los ojos al horror del mundo que ayudan a construir. Y lo peor de todo es que, aunque hay algunos que pueden hacer un ejercicio de sinceridad y honestidad necesario, muchos acaban culpando no solo al ejecutor (que ha sido probablemente armado por sus electos gobernantes), sino también a los de su religión, país o raza, en vez de a los que cometen diariamente incontables y abyectos crímenes, matanzas, saqueos o golpes de estado, especialmente contra otros paises ricos en recursos y poco armados, pero, también, contra los ciudadanos del suyo propio, si es necesario.

Así que, ¿cuánto de terrible es para los bienaventurados ciudadanos democráticos, libres, progresistas, tecnológizados, pacifistas, animalistas, buenrrollistas, pro globalización y pro OTAN que una matanza ocurra en un lugar o en otro? En realidad, se trata de hipocresia y egoismo, de un salvajismo muy semejante, aunque no lo parezca, al del que pone las bombas,  siendo el dolor más o menos aparente de forma inversamente proporcional a la distancia en kilómetros a dónde la muerte estalla, estando mejor o peor amortiguado según el beneficio económico, aunque sea traducido en simulacro de bienestar, que la sangre rente.

En esta lista no aparecen las 224  victimas del atentado contra el avion ruso en Egipto de principios
de este mes de noviembre